Pirates

No es necesario irse hasta las costas de Somalia para ver piratas.
Aquí siempre los ha habido.
Antaño catalejo en mano y actualmente prismáticos en ristre con medio cuerpo fuera de la ventana para lograr divisar un pedazo de carne fresca.

Es una práctica habitual entre muchos, entre más de los que debiera, hacer suyo lo que no les pertenece.

En nuestra profesión, donde tanto intruso campa a sus anchas es casi imposible no encontrar, alguna vez que otra, trabajos propios en portfolios ajenos.

Gracias a internet y para desgracia de pendencieros y caraduras actualmente la facilidad para interceptarlos es mucho mayor y su falta de pudor (más bien vergüenza) provoca que se manifiesten con nombre y apellidos.

Antaño sólo la casualidad podía ejercer de justo vengador, cuando en alguna reunión, presentación o visita mostrabas el book y el interlocutor te espetaba:

-Esto ya me lo enseñaron la semana pasada.

En un mundo cada vez más pequeño e interconectado hacerse pasar por otro probablemente sea cada vez más sencillo, pero al hacer uso de las obras de los demás sólo se consigue evidenciar más la falta, no ya de talento, sinó de la más mínima ética y respeto por una profesión ya lo bastante denostada como para que se nos llene de freaks (un saludo desde aquí a los auténticos freaks) que igual que están aquí, jodiéndonos, podrían estar trabajando de cualquier otra cosa, por que les da igual.

Pero de la misma manera que sé que el trabajo bien hecho acaba teniendo premio, también sé que es imposible mantener el engaño eternamente.

Aunque bien es verdad que se pueden llegar a enquistar durante muchísimo tiempo.

Te llevaste mi dinero no robes también mis ideas, mi sudor; o te comeré.